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  • Foto del escritorPaquita C.Coronado

El efecto del sol sobre el agua

En el primer capítulo de nuestra novela, Paquita está disfrutando de un paseo en barca. Junto a su tía, el príncipe y el poeta se balancea sobre las olas del río Tajo. Sintiéndose libre y joven. Contempla la tarde y el efecto del sol sobre el agua con placer. Ignora el giro que va a experimentar su vida en pocas horas.


En esos momentos, Paquita mira con ansia el agua. ¡Como le hubiese gustado quitarse ese vestido tan molesto, desabrocharse el corsé y saltar al agua!

Imaginaos una tarde de verano, justo antes de la puesta de sol, disfrutar del agua fresca en tu piel. El agua nos hace sentirnos placenteramente libres. A Paquita le hubiera encantado flotar durante toda una tarde. El agua cerraría sus oídos creando un efecto burbuja donde solo estaría ella y sus pensamientos. Escucharía su respiración y se relajaría, dejando todas sus preocupaciones en la barca.


Si Paquita hubiese tenido una bola de cristal para ver su futuro, ¿se hubiera tirado al agua? Probablemente.

En su bola de cristal hubiese aparecido la manipulación del rey, intentando quitarse de encima la obligación de casarla con cualquiera. Se quedaría atónita con las bobadas del poeta, primero con su simpleza y luego con el comportamiento hacia su tía. Pero seguramente hubiese sufrido viendo el maltrato de su esposo y el acoso del príncipe, que no se detiene hasta verla moribunda.


Pero como Paquita, nadie sabe lo que va a pasar mañana, o incluso dentro de un par de horas. Sólo nos queda disfrutar en cada momento de las cosas que más nos gustan: una comida con amigos, nuestra canción favorita, el cuadro que más nos gusta o una simple tarde de verano y el efecto del sol sobre el agua.


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